LOS NÚMEROS NO TE ENGAÑAN
Por Ricardo Valero
Muchas personas opinan que la calidad actual de nuestro béisbol invernal no es como la de
antaño. Que ya no juegan nuestros mejores exponentes de Grandes Ligas o que los refuerzos
no son de la talla de los miembros del Salón de la Fama que vimos jugar en la Isla, como Hank
Aaron, Willie Mays, Reggie Jackson, Mike Schmidt, Carl Ripken o Tony Gwynn. Lo único que
eso indica, es que hace un tiempo que usted no visita nuestros parques de Béisbol Profesional.
De hecho, mirando someramente esta década, hemos tenido la oportunidad de ver, por dar un ejemplo, al actual campeón bate de la Liga Nacional, Dee Gordon (con Miami .333) en uniforme de los Gigantes de Carolina (2010-2011), donde perdió dramáticamente el campeonato de bateo con Luis “Wicho” Figueroa por una diezmilésima (.3612 vs .3611). Como si fuera poco, concluyó ese año empatado con Irving Falú de los Indios de Mayagüez en el liderato de carreras anotadas con 26 y fue parte de un quíntuple empate en el tercer encasillado de bases robadas, con ocho, junto a Falú, Jesús “Motorita” Feliciano, Hiram Bocachica y Jorge Padilla.
Añádale que el pasado año tres puertorriqueños se disputaron el premio del Novato del año de la Liga Americana y dos de ellos participaron recientemente en nuestros torneos. El galardonado, Carlos Correa vistió las franelas de los Gigantes en la temporada 2012-2013, mientras que a Eddie Rosario lo vimos en uniforme mayagüezano desde la temporada 2010- 2011 hasta 2013-2014.
Así que, como usted verá, cada temporada trae su propia gama de nuevos jugadores que están transcribiendo la historia del béisbol. Reconocemos que un momento determinado en este nuevo milenio tuvimos una sequía de buenos jugadores, pero para utilizar una fecha en el tiempo, podemos decir qué desde poco ante de obtener el subcampeonato mundial en el clásico de 2013, hemos visto ese resurgir de talentos que tanto esperábamos.
Y usted, amigo fanático, que vemos presente en estos Clásicos Mundiales y Series del Caribe, no se puede dar el lujo de solo asistir a los estadios exclusivamente para estos compromisos. Y es que cada torneo tiene sus propios atractivos y la actual no es la excepción.
Este año, el trabajo de los lanzadores fue sobresaliente, inclusive si dirigimos nuestra vista a la marca colectiva del equipo que concluyó último, como fue el caso de Carolina, finalizó con un respetable 3.67. La mejor fue la de Mayagüez con un extraordinario 2.21. Nótese que estos números son colectivos, e inclusive son excelente para un trabajo individual de cualquier serpentinero. Esta actuación de los tiradores limitó, a solo cinco bateadores, promediar sobre los .300. Sorpresivamente, los primeros tres puestos fueron ocupados por jugadores de Santurce; Raymond Fuentes (.326), Rubén Sosa (.319) y José Lozada (.311), algo que no sucedía desde la temporada 1976-1977 cuando los criollos Sixto Lezcano (.366), José “Cheo” Cruz (.338) y Julio César González (.337), lo lograron.
En los últimos 10 años, este fenómeno monticulista se ha registrado en tres ocasiones. En la temporada 2011-2012, la efectividad de Caguas, que concluyó en el cuarto y último puesto, fue aún mejor, registrando 3.63, mientras que la temporada antes del receso, 2006-2007, nuevamente los carolinenses reflejaron la labor “menos efectiva”, en esta ocasión de 3.95. Curiosamente, ningún equipo de la Capital, estuvo representado en estas dos temporadas.
Otro atrayente que marcó esta campaña 2015-2016, fue cuando el legendario representante de
la Ciudad de las Aguas Puras, Wicho Figueroa alcanzó su marca personal de 700 imparables,
mientras que el Gigante, Motorita Feliciano se quedó corto, a solo 10 indiscutibles, para sus
600. Hay que destacar que en el caso de Feliciano consiguió llegar a las 300 carreras anotadas
y al centenar de batazos de doble manufactura, además de mantener su promedio de por vida
en .301, escalando en onceno encasillado de todos los tiempos (con más de 1,500 turnos al
bate) junto al legendario Buster Clarkson.
Otros dos jugadores lograron acercarse al grupo de los 500 incogibles. Jorge Padilla, de los Cangrejeros de Santurce, que le restan 28 para llegar a la marca, mientras que el indígena, Rubén Gotay le faltan 85. Por su parte, el carolinense, Irving Falú arribó a los 300 inatrapables.
En cuanto a los lanzadores, específicamente los abridores, Giancarlo Alvarado que comenzó con los Gigantes y concluyó la jornada con los crustáceos, le faltó un solo juego para llegar a los cien partidos comenzados y se quedó a una sola decisión de sus 50 victorias. También estuvo a escasos tres choques de su participación número 200 en la Liga y a tres ponches de los 500. En este último campo, está a 58 abanicados de igualar en el décimo encasillado de los tiempos con Dan Bankhead y a 60 de empatar en el noveno con el gallito, Francisco Javier Oliveras.
En cuanto a los relevistas, Saúl “Monaguillo” Rivera, aumentó su caudal, como líder de todos los tiempos en juegos salvados, a 76. Rivera había superado la marca de José “Cheo” Alberro en la temporada 2013-2014, que entonces era de 54. Mientras por su parte, Fernando Cabrera, de la Sultana del Oeste, consiguió su marca personal de 16 salvados, aumentando a 52 el total de juegos preservados. De esta manera, estableció una nueva marca para temporadas de 42 desafíos, superando al selvático, Tim Lavigne, que realizó 15 salvamentos en el 2005-2006. La marca de por vida en este renglón de juegos salvados es del norteamericano Joe Boever, quien vistió las franelas del equipo capitolino de San Juan en el torneo de 1988-1989, cuando preservó 20 juegos. Finalmente, el veterano JC Romero aumentó a 47 su total de juegos salvados en su brillante carrera y marcha cuarto en la historia del béisbol invernal. Curiosamente, los jugadores activos (Rivera, Cabrera y Romero) se mantienen activos en la Serie Postemporada de todos contra todos.
Otro relevista que se destacó este año lo fue el criollo, José de la Torre, que además de concluir segundo en el encasillado de juegos salvados con 11, estableció una nueva marca de entradas lanzadas sin permitir carreras limpias, al hilvanar 45 1⁄3 de episodios, hasta el momento, hazaña que acumula desde el 2013-2014.
Como puede ver el lector, la historia de nuestra Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente se continúa escribiendo todas las noches en nuestro parque. Nuevas marcas se seguirán escribiendo la próxima temporada y usted puede ser testigo de las mismas. Después no diga que no se lo dijeron.
http://ricardovalero.mlblogs.com/
Otros dos jugadores lograron acercarse al grupo de los 500 incogibles. Jorge Padilla, de los Cangrejeros de Santurce, que le restan 28 para llegar a la marca, mientras que el indígena, Rubén Gotay le faltan 85. Por su parte, el carolinense, Irving Falú arribó a los 300 inatrapables.
En cuanto a los lanzadores, específicamente los abridores, Giancarlo Alvarado que comenzó con los Gigantes y concluyó la jornada con los crustáceos, le faltó un solo juego para llegar a los cien partidos comenzados y se quedó a una sola decisión de sus 50 victorias. También estuvo a escasos tres choques de su participación número 200 en la Liga y a tres ponches de los 500. En este último campo, está a 58 abanicados de igualar en el décimo encasillado de los tiempos con Dan Bankhead y a 60 de empatar en el noveno con el gallito, Francisco Javier Oliveras.
En cuanto a los relevistas, Saúl “Monaguillo” Rivera, aumentó su caudal, como líder de todos los tiempos en juegos salvados, a 76. Rivera había superado la marca de José “Cheo” Alberro en la temporada 2013-2014, que entonces era de 54. Mientras por su parte, Fernando Cabrera, de la Sultana del Oeste, consiguió su marca personal de 16 salvados, aumentando a 52 el total de juegos preservados. De esta manera, estableció una nueva marca para temporadas de 42 desafíos, superando al selvático, Tim Lavigne, que realizó 15 salvamentos en el 2005-2006. La marca de por vida en este renglón de juegos salvados es del norteamericano Joe Boever, quien vistió las franelas del equipo capitolino de San Juan en el torneo de 1988-1989, cuando preservó 20 juegos. Finalmente, el veterano JC Romero aumentó a 47 su total de juegos salvados en su brillante carrera y marcha cuarto en la historia del béisbol invernal. Curiosamente, los jugadores activos (Rivera, Cabrera y Romero) se mantienen activos en la Serie Postemporada de todos contra todos.
Otro relevista que se destacó este año lo fue el criollo, José de la Torre, que además de concluir segundo en el encasillado de juegos salvados con 11, estableció una nueva marca de entradas lanzadas sin permitir carreras limpias, al hilvanar 45 1⁄3 de episodios, hasta el momento, hazaña que acumula desde el 2013-2014.
Como puede ver el lector, la historia de nuestra Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente se continúa escribiendo todas las noches en nuestro parque. Nuevas marcas se seguirán escribiendo la próxima temporada y usted puede ser testigo de las mismas. Después no diga que no se lo dijeron.
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